Cliente:
Privado
Lugar:
Vigo
Arquitectos:
María G. Ferro + Jordi Castro
Arquitecto Técnico:
Ana Belén Varela Fernández
Fotografías:
Fecha:
Enero, 2008
Sobre el proyecto
En una vivienda se mezclan de modo inseparable la vida doméstica, la vida familiar, con la lectora, el anfitrión de reuniones, el adolescente incomprendido, el pequeño gamberro y tantos otros.
Todos ellos son los que nos piden una vivienda y, aunque por suerte, existirían en cualquier otro sitio, nuestro objetivo es buscar esos lugares donde dejen sus huellas.
Así, partiendo de un piso previo distribuido en un gran salón, una gran cocina y tres grandes dormitorios, decidimos aumentar el número de acontecimientos y reducir el tamaño aparente de las cosas, para después someterlas a un proceso de concatenación; de modo que podamos, desde el comedor familiar cruzar la sala de televisión, ir a la esquina de lectura, y tras pasar la mesa de café y reuniones, subir por la escalera-estantería-expositor, que desembarca en la sala de juegos infantil (u ocasional habitación de invitados) desde la que podemos ver las zonas de estudios de los dormitorios de los niños quedando unidos entre sí como un único ámbito.
Recordamos los viejos pisos de ensanche, donde las habitaciones, todas casi iguales y sin jerarquía, eran capaces de sustentar cualquier función o deseo que el habitante tuviese. Nos interesaba más sumar pequeños espacios vinculados entre sí, que tener un único gran lugar.
Para su materialización seguimos con las sensaciones que nos transmiten esos antiguos pisos, un fondo neutro blanco y de madera donde el habitante pueda dejar sus huellas para nosotros impredecibles.
Junto a esa homogeneidad material, la presencia constante de la terraza y las vistas en todos los recorridos, servirán de enlace de los múltiples fragmentos, reforzando la idea de unidad en la casa.